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lunes, 30 de marzo de 2020

Danza de los cirochos

La danza de cirochos, es una de las llamadas danzas rituales onubenses, desarrollada en las localidades de El Almendro y Villanueva de los Castillejos, en la provincia de Huelva, España. Se trata de una danza ritual en honor a la Virgen de Piedras Albas, patrona de El Almendro y Villanueva de los Castillejos. 

Se lleva a cabo en el contexto festivo- religioso de la Romería de la Virgen de Piedras Albas, danzándose concretamente en los preámbulos de la romería, tras la lectura del pregón, pues se interpreta para acompañar al pregonero. Otros momentos en los cuales se danza: durante el desarrollo de la romería (el domingo y martes que coinciden con la festa de Pascua) y durante la Novena y Fiesta de la Virgen de la Paz, el 24 de septiembre. La danza la interpretan dos grupos de danzantes de número impar, entre nueve y siete hombres, denominados «cirochos», con castañuelas, mirando hacia las andas de la Virgen y avanzando al paso hacia atrás. El número de mudanzas es variable aunque las más importantes son «la estrella», la «cruz» o el «avión», los «cruces» y el círculo. Los símbolos de la danza son la Virgen de Piedras Albas, los cirochos y su indumentaria, en especial el fajín, la banda y el pañuelo, cuyos colores marcan los puestos de los danzantes.

La danza de los Cirochos mantiene un papel central en el desarrollo de la romería de la Virgen de Piedras Albas. El grupo está compuesto por hombres de distintas edades pertenecientes a la Hermandad de la Santísima Virgen de Piedras Albas y a los municipios de Villanueva de los Castillejos y El Almendro. El número de danzantes puede variar de un año a otro, pero siempre es impar, ya que se ha de contar a la figura del guía, que va dirigiendo la ejecución de las distintas mudanzas. 

La danza de los cirochos se baila durante los tres días de romería, en algunas partes del pueblo y en el Prado de Osma, durante las procesiones y a lo largo del año en las otras festas patronales de ambos pueblos (San Sebastián y San Matías).

La danza, en la que perduran antiguos elementos de raíces celtas y de danzas rituales pastoriles, se baila al ritmo del tambor y de la gaita y se acompaña con palillos o castañuelas, tocadas por cada danzante. Las mudanzas bailadas son diez, ejecutadas normalmente en dos flas paralelas y con el "guión" en medio, o en una sola fla. En algunas mudanzas los danzantes se mueven hacía delante, en otras hacia fuera, realizando figuras en cruz o en círculo, entre otras. Los movimientos de los danzantes son complejos y variados, articulándose en base a movimientos de brazos y piernas que se coordinan de manera inversa. Esto es, al levantar el brazo izquierdo, por ejemplo, se sube la pierna derecha.

El grupo de danzantes se reúne a lo largo de todo el año para ensayar las distintas mudanzas y sobre todo para adquirir la capacidad física necesaria para poder bailar durante tantas horas. 



Indumentaria

Los danzantes o cirochos visten un fajín, la banda, las zapatillas con cintas rojas, las medias de color blanco, el pantalón verde con las moñas de color verde, rojo y blanco y el pañuelo. Además, las castañuelas o palillos. El guión lleva el color verde en su faja y banda, así como en el pañuelo; los demás llevan el color rojo.

Instrumental

La danza se ejecuta al ritmo del tambor y de la gaita y se acompaña con palillos o castañuelas, tocadas por cada danzante.

Modo de transmisión

Padres-hijos. 

Otro aspecto relevante

Debido a la gran importancia que tiene dicha danza, otro aspecto característico es el monumento a la Danza de los cirochos, situado en la localidad de Villanueva de los Castillejos, en la provincia de Huelva. 

La escultura realizada en bronce mide dos metros de altura y representa a un danzante con su indumentaria tradicional en un momento concreto de la danza. Destaca en la misma la sensación de movimiento, utilizando para ello la distribución de elementos como las cintas de los palillos, así como el tratamiento formal de la misma a través de la textura de la superficie. El basamento esta realizado en granito.

Farruca

El nombre de farruca, según algunos autores, procede de la forma que en Andalucía y en Cuba se denomina a los gallegos y asturianos recién salidos de su tierra. También es una forma de llamar a los Franciscos en Andalucía: Farrucos. La farruca se suele emparentar con Galicia, debido a que, en alguna de sus coplas se hace alusión a esta tierra. Sin embargo, los elementos musicales que la constituyen pertenecen su mayoría al complejo genérico de los tangos. Su relación con Galicia o Asturias puede establecerse a partir de la melodía descendente que se realiza sobre la vocal "a" al final de cada copla y para cerrar el cante, que de cierta manera tiende a imitar el melos galaico. En el cante vendrá impulsada por el Mochuelo y Manuel Torre. La versión bailable, tan popular, se debe al bailaor sevillano Faíco con la guitarra de Montoya, creando además el baile del garrotín (véase), cara y cruz de la misma moneda. El éxito fue atronador y de ahí surgirán otras como la ya clásica de Antonio Gades, quien la aprendió de otro gran farruquero, El Gato, de los Pelaos de Madrid.

Tonalidad

Ramón Montoya inventó el toque de concierto farruquero en tonalidad de Mi menor. Hoy se acostumbra a hacerlo en La menor, alternando la tónica (La menor) con la dominante (Mi) y la subdominante (Re menor).

Compás

El de los tangos lentos, con aire de zambra - tiento.

Estrofa

Se canta sobre una copla de 4 versos octosílabos que riman segundo y cuarto. Se acompaña con guitarra y palmas.

Una característica del cante de la farruca es la utilización de la glosolalia, "con el tran - tran - tran - tran - treiro", lo que lleva sin duda a acordarse de tierras gallegas, aunque la tonada es la propia del género y bien fácil de identificar, con una melodía eminentemente silábica. El ostinato en la introducción de guitarra está emparentado con el que se realiza en los tanguillos de Cádiz y el garrotín, pero lento y en tono menor. Los adornos en la guitarra con unas escalas características de aire galaico se deben más a la aportación de Ramón Montoya que a un incierto origen gallego.



Principales intérpretes

Destacan como cantaores que han interpretado la farruca, aparte de los ya citados, Jacinto Almadén, Antonio Mairena, Revuelta, Antonio el Macareno, José Cepero (Farruca del Canario), Juanito Maravillas, Pepe Marchena, la Niña de los Peines, Rafael Romero, Manuel Mairena, Fosforito, José Menese, Luis de Córdoba.

Baile

En el baile destaca el zapateado con gran profusión de contratiempos y figuras rítmicas de enorme virtuosismo que convierte este género bailable en prueba definitiva para muchos bailaores. Es más un baile  de hombre que de mujer. El creador del baile fue El Gato y la primera coreografía la realizó Faico en 1908 sobre música de Ramón Montoya, logrando extraer del ritmo de la farruca, el garrotín y los tangos, pasos y zapateados poco usuales en la época. La forma de bailar la farruca por parte de Faico tuvo mucho éxito en Barcelona y en Madrid, donde comenzó a ser uno de los bailes más solicitados en los tablaos. Romualdo Molina y Miguel Espín apuntan que la réplica femenina del baile por farruca apareció con Tía Juana la Faraona, Rafaela la Tanguera y María de Albaicín. Por hombre o mujer la farruca se baila siempre con pantalones a fin de resaltar el zapateado que la caracteriza y se ejecuta en un espacio muy reducido, acompañado con pitos en vez de castañuelas. Antonio Gades ha realizado una renovación de la farruca con estilo sobrio y muy inspirado.