Los Caracoles se engloban en el grupo de las Cantiñas (un palo flamenco con compás de 12 tiempos que tuvo su origen en Cádiz). Los Caracoles, tienen ciertas similitudes musicales con otros palos flamencos como son: Las Alegrías y el Mirabrás. Son un cante barroco, es decir, con unos matices «recargados» que permiten que el cantaor pueda lucirse, cuyo origen se remonta al siglo XIX. Pero no podemos hablar de Caracoles, sin antes hablar un poquito de las Cantiñas.
Las Cantiñas de género festivo extendieron su influencia a los couplés, himnos nacionales y pregones, así como cantes populares, que se incorporaron a los Cafés Cantantes (se podría decir que lo cafés cantantes fueron los precursores, de lo que hoy conocemos como tablaos) en el siglo XIX. Con la desaparición de estos Cafés Cantantes, dichos palos tuvieron tendencia a desaparecer y caer en desuso, sino fuera porque cantaores como Antonio Chacón, rescataran algunos de esos cantes, añadiéndoles frases y adornos melódicos y haciendo de ellos, cantes de exhibición, y dando lugar al Mirabrás y los Caracoles.
Comúnmente se atribuye la procedencia de los caracoles a los llamados caracoles clásicos, pertenecientes al grupo de bailes de palillos (conocidos con el nombre popular de castañuelas). Es un baile propio de la mujer, vinculado con las Alegrías y a la Soleá, de movimientos «redondos», con las características propias del baile de la mujer, movimientos más sensuales, en los que las caderas así como las manos, y brazos juegan un papel importante, que hace que se establezcan unas diferencias muy claras, en relación con el baile del hombre. Es muy frecuente,que los Caracoles se bailen con Bata de Cola, mantón y abanico, por lo que a pesar de parecer un palo fácil, tienen una gran dificultad al tener que introducir varios elementos al mismo tiempo.
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