Cada región de Portugal cuenta con un estilo particular para ejecutar los distintos bailes folclóricos o tradicionales del país, que se dividen de manera general en el vira, el chula, el corridinho, la tirana y el fandango. Su surgimiento muchas veces se asocia a eventos sociales como los matrimonios y celebraciones, en otras ocasiones provienen de la tradición agricultora de sus pobladores.
Los instrumentos que se emplean también pueden variar con la región en la que se encuentren, aunque de manera general las palmadas, la guitarra y el acordeón, siempre están presentes. En cuanto a la vestimenta, es diferente para cada baile y abarca desde los atuendos más formales hasta los menos encumbrados, en una prueba fehaciente del papel de las clases sociales en su surgimiento.
Otra forma de bailar la vira es la siguiente: los pares combinados forman un gran círculo que gira inversamente en el sentido de las agujas del reloj, mientras que los bailarines chasquean los dedos. En un cierto punto, los niños dejan a sus parejas en el círculo y se dirigen al centro, donde golpean el piso con el pie derecho y regresan, retrocediendo en sus respectivas parejas. El círculo comienza a girar nuevamente, y la próxima vez que se detenga serán las chicas las que vayan al centro. Lo hacen alternativamente.
Algunos compositores portugueses han adaptado la vira en sus composiciones. Por ejemplo, Manuel Raposo Marques (1902-1966) lo incorporó a una obra coral grabada por el Orfeon Académico de Coimbra.
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