La danza tailandesa hizo las delicias de la realeza durante varias dinastías, especialmente en la Sukhothai, la Ayutthaya y la Rattanakosin. Con estos bailes se celebran épocas como la cosecha, las fechas religiosas más señaladas y otros momentos importantes para la comunidad. Este arte escénica se caracteriza por la gracia y cadencia de los movimientos, así como por la expresión, los peinados y maquillajes, el colorido y las hermosas prendas que visten las bailarinas. Para conseguir la máxima expresividad, en esta danza el cuello y el cuerpo permanecen bastante erguidos mientras se flexionan ligeramente las piernas y se forman hermosas figuras con los brazos y las manos.
Se distingue entre el arte clásico y el folclórico o “danza de la gente”. La primera, muestra un abanico de movimientos más estilizados mientras que las danzas folclóricas son más alegres y presentan más brío en su ejecución, aún sin perder la gracia propia de los movimientos. Por regiones, la danza del Norte es la más elegante y está muy ligada a la guerra como estímulo frente a la batalla y también a los momentos trascendentales de la religiosidad tailandesa. Los bailes del Surson más alegres y representan sobre todo el sentir del pueblo y algunas historias tradicionales. En el Centro y el Este, se percibe una gran influencia de la agricultura, de la vida en el campo y de las cosechas. Aprender estos bailes es algo que requiere muchos años de experiencia y estudio, y la mayoría de los participantes empiezan a conocer el baile tailandés desde la más tierna infancia. Asistir a un espectáculo como este si se viaja a Tailandia es una oportunidad perfecta de conocer un poco más en profundidad la cultura y la historia de este fascinante país. Seguro que aquellos que sean testigos de la belleza de estas danzas no se sentirá decepcionado en absoluto.
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