En México, durante la época prehispánica, al "canto y la danza" se le denomino "IN CUICATL IN XOCHITL" (el Canto y la Flor), porque era una forma de ofrenda que permitía estar en contacto con las deidades que se manifestaban en la naturaleza, ya que la danza se le consideró como una forma de concentración en movimiento con lo cual al ofrendar y pedir podían canalizar su fuerza al logro de objetivos. A la danza ritual se le llamó Macehualiztli (merecimiento) y a la danza de popular se le llamó Netotiliztli. Las sentadillas y movimientos serpentinos representan la fertilidad, los pasos asentados en el suelo la tirra y la siembra, las vueltas el aire y el espíritu, los pasos avanzados y retrocedidos el fuego y los pasos zigzagueantes el agua.
Entre
1579 - 1590 un descendiente de la nobleza texcocana llamado Fernando
de Alva Ixtlilxochitl reune en el pueblo de San Miguel en Tlaxcala a
los nobles sobrevivientes de la conquista, en donde acordaron como
mantener en la danzas los antiguos conocimientos al igual que se
dieron jerarquías militares en la organización de las
congregaciones de danza.
Entre
1930-1940, los jefes de danza Manuel Pinda Escalona, Gabriel Osorio
en la ciudad de México y Nativida Reyna en Querétaro y Guanajuato,
retoman el uso de los instrumentos de percusión (huéhuetl y
teponaztle) y eliminaron la indumentaria conchera para retomar la
indumentaria azteca, con lo cual recibieron amenazas de muerte por
grupos de concheros y en la carcel llegaron a estar, pero gracias a
ellos se retomó para la actualidad muchos conocimientos antiguos y
surgió la danza azteca de tradición religiosa o Danza Azteca
Chichimeca, en donde se danza con los tambores pero también con las
conchas las cuales sirven para la interpretación de cantos y
alabanzas.
La
danza en sí es un rezo en movimiento, en el que uno por medio de
estos movimientos, esta energía que va generando, le eleva. Ese rezo
en sí es para dar gracias al Creador, para dar gracias a todas las
esencias naturales, y uno estar generando. El ser humano dentro del
mito tilistli venía a la Tierra a dar gracias. O sea, vamos a
agradecer que estamos aquí, respetar y no agarrar, sino dar.
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